lunes, 11 de junio de 2012

Adiós al defensor del menor madrileño

La noticia, tristemente, no podía llegar en peor momento. Y es que no debemos olvidarnos que son precisamente los más pequeños quienes más están sufriendo los daños de una crisis que ya ha conseguido colocarles en el primer lugar del ránking de los más pobres:

La Comunidad de Madrid, pionera en España en crear la figura del Defensor del Menor para velar por los derechos de los niños, cerrará la institución el próximo 1 de julio a causa de la crisis, que ha disparado el déficit y la necesidad de ahorro en la Administración regional.

El PP justifica el cierre por motivos de ahorro y para evitar duplicidades. La diputada regional del PP Gádor Ongil considera que las funciones del Defensor del Menor las puede acometer el Instituto del Menor y la Familia (IMMF) -depende de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales- y el Defensor del Pueblo estatal.


Coincidiendo con Javier Urra, el primero y probablemente más emblemático de los tres responsables que han pasado por la institución, me atrevería a afirmar que la imagen del Defensor del Menor quedó gravemente dañada el día en que, como todo en este pais, terminó por politizarse, perdiendo así independencia, autonomía y, posiblemente, la mayor parte (si no todo) del sentido con el que fue creada.


Si a esto le añadimos un montón de gastos y lujos superfluos así como la escasa visibilidad de sus acciones durante los últimos tiempos, probablemente muchos hallarían argumentos de peso para su supresión.

Sin embargo, no alcanzo a enteder cómo para quienes así lo creen "la divulgación de los derechos de los menores, la promoción de iniciativas que favorezcan sus intereses, la recepción y tramitación de las quejas y demandas de los ciudadanos, el control y supervisión de las administraciones y entidades públicas y privadas por sus actuaciones en relación a la infancia y la divulgación de distintos aspectos relacionados con los menores y sus problemas" puedan llegar a resultarle temas lo suficientemente baladí como aceptar (e incluso aplauidor) este final en lugar de reivindicar el correcto funcionamiento de un organismo que hoy se me hace más necesario que nunca.

No serán, desde luego, los principales responsables de ese supuesto despilfarro que nos llevará a prescindir de él quienes perderán nada. Lejos de ser así, los hay que ya han encontrado un buen lugar en que continuar desenvolviéndose personal y profesionalmente... también a costa del Estado.

3 comentarios:

Tropiezos y trapecios dijo...

Otra decisión errónea y a la que me opongo totalmente. Los niños son el futuro, el futuro debería ser protegido con armas, dientes y lo que sea necesario...

Si arruinamos el futuro lo arruinamos todo.

Abrazos.

Oski

Sue dijo...

Habrán pensado que con Rouco Varela ya tenemos bastante.

Seguimos en lucha.

Un saludo.

Perséfone dijo...

Tropiezos y trapecios - Creo que tu última frase lo resume todo a la perfección. Aquí los únicos que no se arruinan son, desgraciadamente, los banqueros y los políticos. Y así nos luce el pelo.

Sue - Pues que me perdonen los católicos si mis palabras les ofenden, pero que Dios nos pille confesados entonces...

Muchas gracias a los dos por vuestra visita y comentarios.

Un abrazo