Un servicio que se demanda a gritos

Ante determinadas noticias no puedo evitar quedarme con la impresión de que en España la ley se aplique al dedillo únicamente en aquellos casos que influyen a quienes menos recursos tienen.

Y es que mientras que los diferentes ayuntamientos deterioran a toda marcha el servicio de la escuela pública (ampliar ratios, subir precios, despedir auxiliares, juntar aulas, etc.) y las popularmente conocidas como 'guarderías patera' proliferan como hongos en según qué ciudades al tiempo que los responsables de la materia juegan a hacer la vista gorda, tenemos que ver casos como el que aparecía en los medios el pasado martes:

Cada dia pasan por aquí unos 250 pequeños procedentes de familias sin recursos. Legalmente, no es una guarderia ni una ludoteca, por lo que no pueden legalizar su situación. Las ayudas públicas no llegan y el ayuntamiento ya ha marcado el 31 de julio como fecha de cierre.

Nadie duda de que las condiciones en que se encuentran en todos estos pequeños sean desde luego las mejores. Directamente, son las únicas que tienen y sin ellas la mayoría de quienes recurren a este lugar no podrán seguir adelante. Otro gallo cantaría si, en lugar de poner trabas, la Administración, a la que debería ponérsele la cara colorada, entendiera las cifras como una demanda a gritos de la sociedad y proporcionara las ayudas públicas necesarias para mejorar estos centros. Unas ayudas que, por cierto, aquí parecen ser sólo para la maldita banca.

Otro caso indignante a los que tan acostumbrados nos tienen últimamente, aunque supongo que para nada sorprendente en un país donde está permitido multar a la gente que se ve obligada a buscar comida en la basura.

Hasta las cucarachas dan más muestra de empatía y solidaridad para con los suyos que toda esta gentuza, oiga.