lunes, 7 de octubre de 2013

Charcos


"La niñez es un estado de consciencia que termina el día en el que un charco es percibido como un obstáculo y no como una oportunidad".

(Anónimo)

viernes, 13 de septiembre de 2013

De vergüenza


Leo indignada en la prensa un par de noticias relacionadas con las penurias que tienen que pasar algunos niños para poder hacer realidad uno de sus derechos fundamentales: el del acceso a la educación. Por desgracia, el pan de cada año, aunque últimamente la cosa se esté agravando por la crisis económica.

En el primero de ellos, el Colegio Público de Educación Infantil Son Rullan de Palma, han comenzado las clases sin mesas ni sillas y con unas goteras causadas por las lluvias de las últimas días, que serán arregladas lo "más pronto posible".

El segundo centro, el Bosc Pabordia de Girona, está compuesto por una serie de barracones que ni siquiera han sido acondicionados a tiempo, por lo que ha sido a padres y profesores a quienes les ha tocado una vez más dar el callo para que los alumnos pudieran incorporarse a las aulas, digamos en condiciones.


Lo de este país es de traca.

Sé que la situación no es nueva (es casi una tración ver casos asi con cada vuelta al cole) como también soy plenamente consciente de que estos dos centros educativos no so los únicos que sufren situaciones tan vergonzosas. De hecho, los hay que están incluso peor, aunque no salen en las noticias.

Me avergüenza sobremanera ver cómo los mismos políticos que (para lo que les interesa) se llenan la boca con palabras como "Constitución", "Estado de derecho", "Igualdad de oportunidades" o "Bienestar social" maltratan de esta manera un sistema educativo cada más denostado. Y todo al mismo tiempo que se gastan el dinero de los ciudadanos en candidaturas que no llegan a ninguna parte. O, peor aún, directamente lo roban.

Eso sí, para "informarnos" de lo afortunados que somos por contar con escuelas públicas (las pocas que han dejado sanas y salvas) y recordarnos lo mucho que le cuesta cada plaza, en este caso a la Comunidad de Madrid, les falta tiempo...

jueves, 29 de agosto de 2013

Encontrarse con los alumnos

Creo que, independientemente de la etapa en la que trabajemos, encontrarnos con los alumnos fuera del centro de estudios es una de las experiencias más peculiares por las que tenemos que pasar docentes y pupilos.

Acabo de ver a David con sus papás en el centro comercial. 

En un primer momento he dudado sobre si acercarme a ellos o no, porque el peque se encontraba en plena rabieta y no quería parecer impertinente. Podría haber pasado de largo sin que ellos se dieran cuenta, pero finalmente me decidí a saludarles.

Los adultos nos hemos dado dos besos y hemos charlado sobre las vacaciones y los logros que el niño ha ido consiguiendo durante el verano (ya va sin pañal y habla un montón). La verdad, ha resultado muy agradable ver a su mamá interarse por todas nosotras.

Pero lo mejor de todo en estos casos suele ser la reacción del pequeño.

En este caso, David no es que se haya sentido muy intimidado porque a sus dos añitos esta hecho todo un bichejo, pero en la mayoría de los casos se quedan tan sorprendidos que su boca no articula palabra alguna y sus ojos parecen exclamar a gritos:

 "¿Pero se puede saber qué diantres haces fuera del cole?"

martes, 27 de agosto de 2013

Úlltimos días de vacaciones

Después de dos meses de vacaciones forzosas me encuentro apurando mis últimos días libres. Y es que el lunes toca volver al curro...


Lo cierto es que el inicio del nuevo curso me genera cierta pereza, aunque al mismo tiempo lo estoy deseando. Ha sido un verano demasiado largo en el que siento que he desaprovechado demasiado tiempo, así que ya hay ganas de volver a sentirse útil. También tengo mucha curiosidad por conocer a los nuevos alumnos de la escuela, especialmente a los más peques.

Pero bueno, vayamos pasito a pasito: ahora lo que toca es aprovechar al máximo esta semana... ¡Y en eso estamos!

sábado, 17 de agosto de 2013

A grandes males, grandes remedios

Aquel día, Inés apareció por clase con la cabellera más revuelta de lo habitual. Al verla, la Hermana María, que se andaba por allí merodeando, no puedo evitar lanzar una sonora exclamación...
- ¡SANTO DIOS! ¿Pero quién te ha peinado hoy, Inés?
La niña enseguida esbozó uno enorme sonrisa y, orgullosa de los méritos de su peluquero ocasional, le contestó:
- ¡PAPÁ!
Lucía, que siempre estaba al tanto de todo, no dudo en aportar su experiencia a aquella conversación.
- Los papás no saben peinar a las niñas...
Para zanjar el tema, Miriam espetó:
- ¡Claro! Mi papá no me sabe peinar porque no tiene pelo.
Un silencio sepulcral inundó la clase ante el peso de tales argumentos. Un silencio que, por supuesto, quedó roto a los pocos segundos por culpa de las carcajadas de los adultos que nos encontrábamos en el aula en aquel momento.

Pues bien, tengo que decirles que no se preocupen a todos esos padres (y madres, que también las hay) que, como los de Inés, Lucía y Miriam, no se dan demasiada maña con los cepillos a la hora de peinar a sus pequeñas ¡¡para todo hay solución!! A nuestro rescate (y digo nuestro, porque a mí también me vendría de perlas) viene este buen hombre que acaba de patentar una nueva técnica de peluquería infantil...

martes, 13 de agosto de 2013

Mucho que ofrecer

Aunque han sido unos meses de total inactividad bloggera, no puedo decir lo mismo de mi vida personal. Y es que son varios los cambios a los que me he enfrentado y las experiencias que he vivido.  Supongo que el más importante de todos es el haberme independizado con mi pareja, aunque en el terreno laboral, tal y como os contaba aquí mismo, también he sufrido alguna que otra novedad. Incluso he tenido tiempo para quitarme de encima alguna que otra espinita que llevaba clavada.

Se podría decir que en cuestión de un mes pasé de vivir con (y de) mis padres, a tener que vivir por mí misma (con ayuda, eso sí, de mi chico), pero lo cierto es que, si miro hacia atrás, son muy pocas cosas las que no haría tal como las hice ya que, en el fondo, creo que no lo he(mos) hecho tan mal.

Claro que, como dicen, siempre se puede estar mejor. 

Siendo sinceros, y a pesar de que no sé si estando el tema como está en la actualidad debería sentirme egoísta por ello, me encantaría poder encarrilar de una vez por todas mi trabajo hacia algo más estable y definitivo.

En octubre se me presentó una oportunidad que jamás habría dejado escapar y aunque siento que la he exprimido a tope y me ha servido para aprender muchísimo, la realidad y las condiciones son las que son. Lamentablemente, que hagas muchas más horas de las que te pagan no es ni mucho menos raro en nuestros días, pero, entre otras muchas cosas con las que sólo lograría aburriros, cobrar menos de 700 euros por una jornada de 8 horas diarias si debería serlo.

En definitiva, llevo todo el verano echando curriculums porque quiero pensar que, pese a esa terrible crisis que hace que todo el mundo te recuerde lo afortunada que eres porque en el fondo "es trabajo", tengo derecho a querer prosperar y llegar a algún lugar en el que, como mínimo, estén diespuestos a recibir todo lo que yo tengo que ofrecer.

sábado, 15 de diciembre de 2012

¿Quién puede hacerles daño?

Todavía tengo las tripas revueltas tras haberme enterado de las tristes noticias que  nos llegan este fin de semana de otras partes del mapa: 27 niños de entre 5 y 10 años fallecidos en un tiroteo ocurrido un colegio de connecticut (EEUU) y otros 22 apuñalados frente a un centro educativo de Henan (China).

¿Qué es lo le pasa al mundo? ¿Por qué siempre la toman con los más indefensos y con quienes menos culpa tienen de todo lo que ocurre aquí? ¿Quién puede ser capaz de hacerles daño?

Enfermo sólo de imaginar el trauma de esas criaturas presentes durante la tragedia y en el dolor de las familias afectadas por el terrible suceso. Al mismo tiempo me resulta imposible no ponerme también en la piel de los profesionales que vivieron la tragedia.

Faltan las palabras ante hechos así.

lunes, 29 de octubre de 2012

Nuestra labor también cuenta

Sé que últimamente no tengo el blog todo lo actualizado que debería, pero la falta de tiempo a causa del trabajo y, sobre todo, la progresiva mudanza a nuestro pisito, donde aún no tenemos conexión a Internet, me lo impiden. Aún así, he querido sacar unos minutos para comentaros una noticia que pude leer el pasado jueves en la prensa gallega:


Pincha sobre la captura para acceder  a la noticia completa.

Entre otras muchas conclusiones del "IV Informe sobre la situación de la Infancia, la Adolescencia y la Familia en Cataluña", los responsables de su elaboración vienen a afirmar que "Los adolescentes que han ido a la guardería antes de los tres años tienen mejores notas en la ESO y más probabilidades de cursar Bachillerato". Y lo hacen después de haber obtenido información de la evolución de una misma persona en esta comunidad y haber entrevistado a más de 4.000 adolescentes de 70 centros educativos de secundaria desde 2006.

Debo reconocer que se trata de una información que me puso de bastante buen humor.

A una siempre le gusta saber que su trabajo en la ESCUELA INFANTIL tiene mucha más influencia y valor de la que muchos imaginarían nunca, yendo más allá del mero cuidado del pequeño mientras sus padres no pueden hacerlo a causa del trabajo (que también).

Supongo que es precisamente este uno de los principales motivos por los que los trabajadores del sector odiamos tanto la palabra GUARDERÍA. Y es que nostr@s no guardamos niños, sino que intentamos llegar mucho más lejos en la vida de los pequeños y sus familias (con las que nuestra colaboración es totamente imprescindible).

martes, 9 de octubre de 2012

Educadora... y a mucha honra

Encontré en las redes sociales un texto que me gustó hasta tal punto que he decidido traerlo al blog. Probablemente me llegó tanto por lo familiar que me resulta que se infravalore nuestra profesión y por lo mucho que me hubiese gustado haber podido contestar con algo similar. Y ¡qué carajo! de vez en cuando también hay que sacar un poco de orgullo.

Aunque la esencia es la misma que la del original, me he tomado la libertad de modificar un poco el texto para eliminar algunas faltas de ortografía y/o expresiones que se usan más en otros países latinoamericanos.
- ¿Qué profesión estudió?
Y yo le contesté: 
- Educación infantil.
Esa persona, mirándome con extraña expresión en su rostro, se rió y dijo en voz baja: 
- ¡Que profesión tan fácil! Se pasan el día jugando con niños...
Yo, con cabeza bien alta, le dije con firmeza: 
- ¡SÍ! Soy educadora! No trabajo en empresas, pero sí en un espacio donde promuevo conocimientos en niños y jóvenes. N discrimino, porque doy amor a todos por igual. No soy jefa, pero tu hijo me ve como un líder y soy su modelo a seguir. No soy psicóloga, pero puedo hacer que tu hijo crea en sí mismo. No soy doctora, pero puedo diagnosticar carencias en estos pequeños. No tengo horario de trabajo, pues mientras tú ves televisión y duermes, algunos estamos programando para que tu hijo tenga el mejor aprendizaje. No soy arquitecto para construir edificios, pero sí construyo sueños y valores. No hago figuras con plastilina, moldeo sueños. En definitiva...

NO JUEGO CON LOS NIÑOS,
PARTICIPO EN LA CONSTRUCCIÓN DE SU APRENDIZAJE.


jueves, 4 de octubre de 2012

El mundo es un pañuelo

Después de pasar una noche bastante mala por culpa de los nervios que me originó recibir la llamada a las 21:30 que me alertaba de que empezaba al día siguiente, a las 8, y sin tener yo nada preparado a esas horas, ayer, miércoles, me incorporé a mi nuevo trabajo.Y, nada más entrar, me llevé la primera sorpresa.

Llegué a la escuela con bastante antelación. Allí me recibió la directora, que me dió mi ropa de trabajo y me llevó al aula donde tengo que recibir a los alumnos a primera hora de la mañana. Su intención la de presentarme a mi compañera de aula pero cuando esta entro por la puerta, no pudimos evitar estallar las dos de alegría y darnos un abrazo enorme, ante la incredulidad de la monja, que nos miraba atónitas y nos preguntaba si nos conocíamos ya. ¡Y tanto que sí! Como que fuimos compañeras de módulo y de prácticas. Tan bien nos entendíamos que incluso hicimos juntas el proyecto final del ciclo ¡¡¡y sacamos un 10!!! No podía empezar mejor la cosa.

Supongo que sería ella la que se quedó en el puesto que me ofrecieron en septiembre, cuando hice la entrevista. Si cuando dicen que el mundo es un pañuelo...

Por lo demás, todo marcha con la evidente cautela con la que nos enfrentamos cuando entramos en un sitio nuevo. Y es que, en lugar de los peques, estos días soy yo la que se encuentra en pleno periodo de adaptación: intentando aprenderme en un tiempo récord los nombres de más de una treintena de niños, adaptándome a la forma de trabajo de esta escuela -que aunque todas llevas una metodología similar, siempre hay cambios de unas a otras-, tanteando el ambiente de trabajo (que al ser religioso me resulta bastante desconocido) y tratando de sortear las molestias que pueden surgir a veces al tener de forma temporal en una misma clase a niños de un año con niños cercanos a los tres por las obras en nuestra aula (lo que esperamos esté subsanado para la semana que viene).

Dicho todo esto, creo que no me puedo quejar. Por mucho que las empresas se aprovechen de la situación y me hayan hecho un contrato que cualquiera tildaría de precario, debo ver el lado positivo. El trabajo ha llegado cuando más lo necesitaba yo y cuando más escasea en todas partes.Además me encuentro en un momento en que debo darle más importancia al adquirir experiencia que al aspecto económico.

Paso a paso...